Un puño sostiene el peso de más de 30 años de servidumbre, pero que al liberarse dedo a dedo, se acompaña de un salto evasivo vestido de uniforme y desnudo de miedo; atraviesa un torniquete como cruzando de una época a otra donde un territorio sonámbulo es despertando por sonidos de disparos, color a sangre adolescente y un olor a gas pimienta que alcanza a quemar la piel pero no logra tocar los pulmones que parecieran haber estado conteniéndose para este momento, el momento de respirar libertad …a cara cubierta, y los ojos mas abiertos que nunca.